No sabemos si su nombre le fue dado porque siendo cachorro era muy rápido, si el dueño se lo puso en honor al gran luchador: "Rayo de Jalisco", o por alguna otra razón para nosotros desconocida, el hecho es que ese fue el nombre que le dieron y al cual respondió hasta el último día de su vida.
Siempre se destacó por ser un perro de buen porte, gran temperamento, excelente perronalidad, digamos en pocas palabras que "él se sabía guapo"... aparte siempre fue muy cariñoso, protector, bastante chiqueado, bueno para cuidar, obediente, al cual solo le conocimos dos defectos: el primero, que aunque los toleraba, nunca fue muy amigo de los gatos, y el segundo, que padecía displasia de cadera...
...cuando nos enteramos de esto, los entonces propietarios la pasaron muy mal, pensaron en las diferentes opciones que tenían de tratamiento, terapias, soluciones para "el problema" que él tenía, inclusive llegaron a considerar otras medidas mucho más drásticas... afortunadamente, el grado de padecimiento que él tenía, no era de los más graves, y con una adecuada atención en las primeras etapas, un buen protocolo de atención de acuerdo a su raza y a su peso, pero sobre todo, a una vida sana, una dieta adecuada y las atenciones necesarias de acuerdo a su condición, lo ayudaron a sobreponerse a sus limitaciones y a llevar una vida, por demás agradable, placentera, autosuficiente y sobre todo: de calidad.
Se le va a extrañar ahora que ya no está más con nosotros, pero nos deja su recuerdo y su legado: el no dejarse vencer nunca por una limitación física, y el siempre esperar con ansias el nuevo día, para afrontarlo como cada quien quiera y pueda, siempre con la mejor cara y una excelente disposición, aun cuando podía padecer algún tipo de malestar o dolor, sin importar si lluvia o hacía calor, y siempre esperó paciente y frecuentemente poder obtener un gesto de cariño de los que lo que lo querían, sin necesidad de hacer nada extraordinario a cambio de ello.